LA EDUCACIÓN NECESITA UN CAMBIO
ARTÍCULO DE OPINIÓN por Daniel J. García
En los últimos años hemos visto como poco a poco nuestros derechos como estudiantes y nuestro futuro y nuestro poder de decisión sobre éste van siendo recortados. Las últimas generaciones hemos y estamos sufriendo una serie de reformas, no sólo educativas sino también ahora constitucionales, que han ido siempre en detrimento de la participación social en estas decisiones y del enfoque humanístico de la educación.
Además, somos víctimas de la conversión de la educación en un negocio del que se espera sacar una doble rentabilidad. Por un lado, sobre todo si se implantan la Constitución Europea y con la futura implantación de la directiva Bolkestein, los estudiantes tendemos a soportar cada vez más los costes de un servicio que ha de ser público y de calidad, y por otro, nuestros estudios se ven enfocados desde un punto de vista meramente rentable para el sistema, del que se espera sacar una mano de obra especializada capaz de trabajar de manera precaria en cualquier parte de Europa, descartando y marginando por tanto a los estudios humanísticos y críticos a un segundo plano accesible sólo a aquellos que en la enseñanza privada puedan permitírselos.
Como muestra de todo esto, tenemos los borradores de la LOU, aquella reforma que encontró una fuerte respuesta estudiantil, y de la que se aprovechó el actual gobierno al prometer su derogación para ofrecernos ahora una reforma que lo que hace es ampliar el carácter neoliberal de dicha ley, adaptándola al proceso de Convergencia Europea. Estamos, en consecuencia, ante un camino de privatización y elitización de la enseñanza a escala europea que necesita una respuesta popular de similares magnitudes.
Como vimos en las movilizaciones contra la LOU y la LOCE de hace unos años, existe una capacidad de movilización estudiantil que casi de manera espontánea fue capaz de provocar una debate amplísimo en el conjunto de la sociedad y poner de manifiesto las políticas burguesas del anterior gobierno. Esta vez combatíamos contra un gobierno de carácter fascista y prepotente que no tenía nada que esconder, en la batalla que se nos presenta en estos próximos cursos, sin embargo, la situación es otra. Ahora estamos ante un partido gobernante al que se supone le queda algo de lo que sus siglas abanderan, lo que le hace ofrecer una falsa imagen izquierdista meramente electoralista, y además, como ya se ha dicho, ante un proceso de carácter europeo. Tenemos pues, dos pilares a tumbar, que, sin embargo, pueden ser derribados desde el mismo movimiento de masas del que hace años todos fuimos parte.
Los estudiantes de hoy, tenemos en nuestras manos la ruptura con este tipo de reformas privatizadoras que van a afectar a la educación y más tarde a otros servicios. Debemos ser capaces llegado el momento de levantar un movimiento estudiantil con firmeza suficiente para, por un lado, descubrir la hipocresía y demagogia del gobierno mostrando sus contradicciones a la hora de definirse por un modelo verdaderamente izquierdista mientras apuesta tanto a nivel regional, estatal como europeo por un modelo neoliberal, y por otro, demostrar al conjunto de la sociedad española y europea que vemos nuestro futuro dedicado a la producción de capital privado soportando además unas precarias condiciones laborales y unas indignas condiciones de vida, pues nos enfrentamos por ejemplo a una privatización sanitaria similar a la de los EEUU, donde la sanidad es un privilegio al que muchos no tienen acceso.
Somos conscientes de que podemos provocar una movilización estudiantil estatal, simplemente porque tenemos una experiencia positiva de anteriores campañas en las que todos hemos participado, y debemos ser conscientes de que a través de las asociaciones estudiantiles estamos en contacto con otras asociaciones europeas de cara a provocar el debate en todo el continente. En tu mano está la solución.
¡Sólo podemos vencer! ¡Organízate y lucha!
*Daniel J. García es Coordinador General de AJEx-EP
En los últimos años hemos visto como poco a poco nuestros derechos como estudiantes y nuestro futuro y nuestro poder de decisión sobre éste van siendo recortados. Las últimas generaciones hemos y estamos sufriendo una serie de reformas, no sólo educativas sino también ahora constitucionales, que han ido siempre en detrimento de la participación social en estas decisiones y del enfoque humanístico de la educación.
Además, somos víctimas de la conversión de la educación en un negocio del que se espera sacar una doble rentabilidad. Por un lado, sobre todo si se implantan la Constitución Europea y con la futura implantación de la directiva Bolkestein, los estudiantes tendemos a soportar cada vez más los costes de un servicio que ha de ser público y de calidad, y por otro, nuestros estudios se ven enfocados desde un punto de vista meramente rentable para el sistema, del que se espera sacar una mano de obra especializada capaz de trabajar de manera precaria en cualquier parte de Europa, descartando y marginando por tanto a los estudios humanísticos y críticos a un segundo plano accesible sólo a aquellos que en la enseñanza privada puedan permitírselos.
Como muestra de todo esto, tenemos los borradores de la LOU, aquella reforma que encontró una fuerte respuesta estudiantil, y de la que se aprovechó el actual gobierno al prometer su derogación para ofrecernos ahora una reforma que lo que hace es ampliar el carácter neoliberal de dicha ley, adaptándola al proceso de Convergencia Europea. Estamos, en consecuencia, ante un camino de privatización y elitización de la enseñanza a escala europea que necesita una respuesta popular de similares magnitudes.
Como vimos en las movilizaciones contra la LOU y la LOCE de hace unos años, existe una capacidad de movilización estudiantil que casi de manera espontánea fue capaz de provocar una debate amplísimo en el conjunto de la sociedad y poner de manifiesto las políticas burguesas del anterior gobierno. Esta vez combatíamos contra un gobierno de carácter fascista y prepotente que no tenía nada que esconder, en la batalla que se nos presenta en estos próximos cursos, sin embargo, la situación es otra. Ahora estamos ante un partido gobernante al que se supone le queda algo de lo que sus siglas abanderan, lo que le hace ofrecer una falsa imagen izquierdista meramente electoralista, y además, como ya se ha dicho, ante un proceso de carácter europeo. Tenemos pues, dos pilares a tumbar, que, sin embargo, pueden ser derribados desde el mismo movimiento de masas del que hace años todos fuimos parte.
Los estudiantes de hoy, tenemos en nuestras manos la ruptura con este tipo de reformas privatizadoras que van a afectar a la educación y más tarde a otros servicios. Debemos ser capaces llegado el momento de levantar un movimiento estudiantil con firmeza suficiente para, por un lado, descubrir la hipocresía y demagogia del gobierno mostrando sus contradicciones a la hora de definirse por un modelo verdaderamente izquierdista mientras apuesta tanto a nivel regional, estatal como europeo por un modelo neoliberal, y por otro, demostrar al conjunto de la sociedad española y europea que vemos nuestro futuro dedicado a la producción de capital privado soportando además unas precarias condiciones laborales y unas indignas condiciones de vida, pues nos enfrentamos por ejemplo a una privatización sanitaria similar a la de los EEUU, donde la sanidad es un privilegio al que muchos no tienen acceso.
Somos conscientes de que podemos provocar una movilización estudiantil estatal, simplemente porque tenemos una experiencia positiva de anteriores campañas en las que todos hemos participado, y debemos ser conscientes de que a través de las asociaciones estudiantiles estamos en contacto con otras asociaciones europeas de cara a provocar el debate en todo el continente. En tu mano está la solución.
¡Sólo podemos vencer! ¡Organízate y lucha!
*Daniel J. García es Coordinador General de AJEx-EP
1 comentario
Alberto -
Queremos que este sea un espacio donde los jóvenes estudiantes puedan expresarse y participar activamente.
Saludos.